El conjunto madrileño se impuso en la final al ONCE Andalucía por 67-55. El Vital Vigo dio la sorpresa en la consolación y concluyó tercero.
El FUNDOSA ONCE Madrid completó su brillantísima XXX Copa del Rey de baloncesto en silla de ruedas superando al ONCE Andalucía en una disputada final y revalidando así su título de la edición anterior. El choque estuvo a la altura de la escena y de sus protagonistas: los equipos dominantes del baloncesto nacional de esta especialidad, entregados en la conquista de un título que se vienen repartiendo en los últimos años y ante un pabellón seducido para siempre por un deporte que ha impactado a quienes lo descubrieron durante este fin de semana.. .
El conjunto madrileño llegaba al partido decisivo como favorito tras sus incontestables exhibiciones de la jornada inaugural en cuartos y semifinales, pero se encontró una roca en el camino que sólo pudo erosionar en los minutos finales. Turek y su versatilidad superaron la dictadura que Lathan suele imponer en la zona para levantar la copa y gritar campeón. Fue algo más que un partido.
Se trató de una lección intensiva, teórica y práctica: tres jugadores con puntuación alta, de 3 a 4.5, que marcan las diferencias y protagonizan los lanzamientos y un par, de 0.5 a 2.5, incansables y determinantes en el trabajo colectivo (las puntuaciones, se recuerda, se adjudican según el grado de minusvalía y movilidad correspondiente, y ningún quinteto puede superar los 14.5 puntos).
El choque navegó con una ligerísima ventaja favorable al FUNDOSA que nunca llegó a superar los ocho puntos gracias a la inspiración de De Paz y al espíritu indomable que rescató al ONCE Andalucia de sendas emboscadas el día anterior. Al final, el esfuerzo acumulado en tan pocas horas, les inundó las fuerzas en los últimos compases ante un adversario que no había sufrido apenas desgaste.
En el partido por el tercer y cuarto puesto, el Vital Vigo, muy descansado tras su transparente semifinal, se deshizo del Mideba Extremadura del excelso Zavala: el jugador más dominante del campeonato y su máximo encentador, al que no se le encontró hueco en el quinteto inicial. El pívot argentino Gómez y el polaco Ksiezopolski resultaron imparables y solventaron sin traumas la ausencia por sanción del compulsivo anotador Envo.
El FUNDOSA ONCE Madrid completó su brillantísima XXX Copa del Rey de baloncesto en silla de ruedas superando al ONCE Andalucía en una disputada final y revalidando así su título de la edición anterior. El choque estuvo a la altura de la escena y de sus protagonistas: los equipos dominantes del baloncesto nacional de esta especialidad, entregados en la conquista de un título que se vienen repartiendo en los últimos años y ante un pabellón seducido para siempre por un deporte que ha impactado a quienes lo descubrieron durante este fin de semana.. .
El conjunto madrileño llegaba al partido decisivo como favorito tras sus incontestables exhibiciones de la jornada inaugural en cuartos y semifinales, pero se encontró una roca en el camino que sólo pudo erosionar en los minutos finales. Turek y su versatilidad superaron la dictadura que Lathan suele imponer en la zona para levantar la copa y gritar campeón. Fue algo más que un partido.
Se trató de una lección intensiva, teórica y práctica: tres jugadores con puntuación alta, de 3 a 4.5, que marcan las diferencias y protagonizan los lanzamientos y un par, de 0.5 a 2.5, incansables y determinantes en el trabajo colectivo (las puntuaciones, se recuerda, se adjudican según el grado de minusvalía y movilidad correspondiente, y ningún quinteto puede superar los 14.5 puntos).
El choque navegó con una ligerísima ventaja favorable al FUNDOSA que nunca llegó a superar los ocho puntos gracias a la inspiración de De Paz y al espíritu indomable que rescató al ONCE Andalucia de sendas emboscadas el día anterior. Al final, el esfuerzo acumulado en tan pocas horas, les inundó las fuerzas en los últimos compases ante un adversario que no había sufrido apenas desgaste.
En el partido por el tercer y cuarto puesto, el Vital Vigo, muy descansado tras su transparente semifinal, se deshizo del Mideba Extremadura del excelso Zavala: el jugador más dominante del campeonato y su máximo encentador, al que no se le encontró hueco en el quinteto inicial. El pívot argentino Gómez y el polaco Ksiezopolski resultaron imparables y solventaron sin traumas la ausencia por sanción del compulsivo anotador Envo.